Puentes inaccesibles, calles obstruidas, transporte público inadecuado y la terrible indiferencia. Esto es lo que viven a diario muchas personas con discapacidad en nuestra ciudad, es por eso que Tengo Algo que Decirte puso a prueba, no qué tan difícil es que ellos se movilicen, sino qué tan grande puede ser la indiferencia o la solidaridad frente a aquellos que tienen una capacidad limitada.
Cuatro personas fueron parte de este experimento, tres de ellas con una real discapacidad como Sabina. A ella le dio polio cuando era muy niña y desde entonces se moviliza en silla de ruedas. Ella recreó diversas situaciones, como su cotidiano y a la vez titánico intento de cruzar una avenida en silla de ruedas.
¿Los ayudaron?
Otra es Luzmila, abogada de profesión que hace 10 años fue diagnosticada con glaucoma y poco a poco perdió la visión, sufre además de sordera. Con la ayuda de un bastón ella sale todos los días a la calle a lidiar con la indiferencia, llamando una y otra vez por ayuda sin que nadie le haga caso.
Israel nos apoyó a vivir una situación de la que no solo personas con discapacidad sufren, sino también personas de la tercera edad. Con muletas en mano tomó un transporte de servicio público, pero lo que vivió fue terrible, pues nadie se dignaba a cederle el asiento. Lo mismo pasó con Elena, que no tiene una discapacidad física, pero quiso ponerse en los zapatos de un familiar al que cuida y vivir en carne propia la indolencia de las personas.
