RECUERDA el DISCURSO Robert Prevost, PAPA LEON XIV, en la Universidad Santo Toribio de Mogrovejo en Chiclayo
Papa León XIV, peruano, estuvo presente en el aniversario de la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo, CONOCE AQUÍ su discurso.

León XIV, elegido este 8 de mayo de 2025 como el nuevo Papa de la Iglesia Católica, ha marcado un hecho histórico para el Perú. Nacido en Chicago el 14 de septiembre de 1955, Robert Prevost recibió la nacionalidad peruana en 2005 y fue obispo de Chiclayo, ciudad con la que mantiene un fuerte lazo espiritual y pastoral.
En su primer mensaje al mundo desde el balcón de San Pedro, el Papa León XIV habló en español y dedicó unas palabras especiales al pueblo que lo acogió durante su labor misionera en Perú:
“Y si me permiten también unas palabras y un saludo a todos y en modo particular a mi querida diócesis de Chiclayo en Perú, donde un pueblo fiel ha compartido su fe y ha dado tanto para que pueda seguir siendo iglesia fiel de Jesucristo”, expresó emocionado.
Ese cariño por Chiclayo y por el Perú se reflejó también años antes, el 14 de octubre de 2015, durante el discurso que ofreció como Gran Canciller de la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo (USAT), en el marco del 17° aniversario de su fundación.
¿De qué trató su discurso?
En esa intervención, Prevost expresó su gratitud a todos los que construyeron el camino de la universidad, desde sus fundadores hasta sus actuales autoridades y docentes. Reflexionó sobre el papel de la educación superior católica en la formación de profesionales con conciencia social, al servicio de los más vulnerables.
Inspirado por el mensaje del Papa Francisco ante la ONU en ese año y por los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, remarcó el compromiso de la USAT con la erradicación de la pobreza, la defensa de la familia, la inclusión social y el desarrollo humano integral.
A continuación, el DISCURSO COMPLETO de Robert Prevost, hoy Papa León XIV:
Discurso por los 17 años de la Universidad:
Mis primeras palabras en el marco de la celebración por los 17 años de esta Universidad son de agradecimiento y reconocimiento. Agradecimiento, en primer lugar, a Dios por permitirnos estar hoy aquí reunidos para renovar – JUNTOS – nuestro compromiso con la sociedad, con la formación de las mejores personas y profesionales que contribuyan a lograr el bien común.
Y reconocimiento profundo, asimismo, a nuestro fundador, Mons. Ignacio María de Orbegoso y Goicoechea, quien tuvo la visión de fundar esta noble universidad, donde se conjugan fe, ciencia y cultura al servicio de la sociedad. El reconocimiento, del mismo modo, al P. Dionisio Quiróz Tequén, quien compartiera los ideales y siguió la senda trazada por Mons. Ignacio en los primeros momentos de esta joven universidad.
Quiero de manera especial, brindar mi sincero reconocimiento y gratitud a Mons. Jesús Moliné Labarta, Primer Gran Canciller de la USAT, quien con su acompañamiento constante y guía espiritual, ha sido el líder que ha sentado las sólidas bases de esta gran institución… Mons. Jesús, muchas gracias por todo su esfuerzo y trabajo desplegados al servicio de la universidad y de la sociedad.
Y del mismo modo, el reconocimiento y agradecimiento a los trabajadores, profesores y autoridades actuales, y a quienes nos han precedido en esta loable, abnegada y difícil tarea de contribuir a que la USAT se convierta en una de las mejores universidades del país. A todos ustedes aquí presentes, y a quienes nos acompañan también espiritualmente, va mi gratitud.
Quiero salir del texto un momento agradeciendo la reflexión que acabamos de escuchar (refiriéndose a la conferencia magistral), pero también asentir que, como Gran Canciller de esta Universidad, me siento orgulloso de lo que la USAT ha logrado en sus 17 años en la sociedad responsable y como universidad católica, y por eso de verdad felicito a todos ustedes.
A la luz de la reciente intervención del Papa Francisco ante la Asamblea de las Naciones Unidas, que fue mencionada hace un momento, y el pronunciamiento de este organismo sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible, adoptados en la “Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”, vale la pena repensar y evaluar los objetivos personales e institucionales de esta universidad, pero también de todos los organismos e instituciones públicas y privadas a nivel mundial.
El Santo Padre Francisco, en su alocución ante las Naciones Unidas, ha citado las palabras del Beato Pablo VI en su discurso a los Representantes de los Estados, el día 4 de octubre de 1965. Cito textualmente: “Ha llegado la hora en que se impone una pausa, un momento de recogimiento, de reflexión, casi de oración: volver a pensar en nuestro común origen, en nuestra historia, en nuestro destino común. Nunca, como hoy, […] ha sido tan necesaria la conciencia moral del hombre, porque el peligro no viene ni del progreso ni de la ciencia, que, bien utilizados, podrán […] resolver muchos de los graves problemas que afligen a la humanidad.”
Qué vigente resulta hoy este pensamiento. En este nuevo escenario, por así decirlo, pues comprenderemos que se trata de una permanente reflexión, el llamado a la UNIDAD se convierte hoy más que nunca en una exigencia para contribuir JUNTOS a la formación de una sociedad más justa. UNIDAD, entendida como el trabajo responsable, sin egoísmos, para elaborar estrategias y políticas que nos permitan salir de la exclusión y la inequidad en la que nos hemos sumido.
Hoy por hoy, el mayor desafío es la erradicación de la pobreza, y sin lograrla no puede haber desarrollo sostenible, integral, que busque el bien común para cada hombre en sí mismo, para todos los hombres de hoy y de mañana, y para la naturaleza, aprendiendo de los ritmos naturales de la creación.
Y cito al Papa Francisco en su encíclica Laudato Si’: “Nuestra incapacidad para pensar seriamente en las futuras generaciones está ligada a nuestra incapacidad para ampliar los intereses actuales y pensar en quienes quedan excluidos del desarrollo. No imaginemos solamente a los pobres del futuro, basta que recordemos a los pobres de hoy, que tienen pocos años de vida en esta tierra y no pueden seguir esperando.”
Basta observar lo que ocurre a nuestro alrededor. Aquí mismo, en nuestra región, existen brechas entre los hogares más pobres y los más ricos, y entre las zonas urbanas y rurales; los conflictos amenazan el desarrollo humano. En conclusión: se necesita de la “genialidad humana”, bien aplicada, para “innovar creativamente” acciones que permitan la inclusión e inequidad de las personas.
¿Cuál es nuestro papel como universidad? Justamente formar profesionales con altura científica, con esa “genialidad e innovación” necesarias, pero con valores y gran sensibilidad social que les permita adoptar un concepto más amplio de pobreza, que tome en cuenta su acceso efectivo a derechos elementales, como la alimentación, la educación, la salud y la seguridad social.
En este punto, la USAT, a través de sus diversas carreras profesionales, tendrá la misión especial y cristiana de adecuarse con una visión más social que marque la pauta en el país. Esa será nuestra contribución para lograr los objetivos al 2030.
Comunicadores, médicos, enfermeros, ingenieros, abogados, empresarios, educadores, TODOS, contribuiremos con una política de responsabilidad social transversal en todo nuestro “ser”, para formar profesionales capaces de establecer la inclusión social y económica como eje rector de los nuevos objetivos de desarrollo sostenible; así como incluir la conservación de la biodiversidad y la adopción de compromisos para enfrentar el cambio climático como instrumentos clave del desarrollo sostenible.
Esto es una clara muestra de nuestro compromiso por sumar a la nueva estrategia que regirá los programas de desarrollo nacionales durante los próximos 15 años. Al adoptarla, nosotros nos comprometemos también a movilizar los medios necesarios para su implementación mediante alianzas estratégicas centradas especialmente en las necesidades de los más pobres y vulnerables.
Continuar con la formación cristiana que infunda un espíritu de ayuda al prójimo, y al irrestricto respeto y defensa de la vida y la persona humana, es la clave para alcanzar nuestros objetivos en los próximos años. El Beato Pablo VI, en su discurso a la FAO en el marco de su 25° aniversario (1970), señalaba que “los progresos científicos más extraordinarios, las proezas técnicas más sorprendentes, el crecimiento económico más prodigioso, si no van acompañados por un auténtico progreso social y moral, se vuelven en definitiva contra el hombre.”
Ese auténtico progreso social y moral está en nuestras manos, está en nuestro compromiso, por ejemplo, por garantizar el cumplimiento del derecho a la educación. El Papa Francisco ante la ONU dijo: “se asegura en primer lugar respetando y reforzando el derecho primario de las familias a educar, y el derecho de las Iglesias y de las agrupaciones sociales a sostener y colaborar con las familias en la formación de sus hijas e hijos. La educación, así concebida, es la base para la realización de la Agenda 2030 y para recuperar el ambiente.”
Aquí les invito a reflexionar sobre el papel fundamental de la familia y el nuestro como universidad y miembros de una comunidad llamada a protegerla, enriquecerla y contribuir a su desarrollo. En este aspecto, nuestro instituto de Ciencias para el Matrimonio y la Familia también jugará un papel importante.
El Papa Francisco nos dice, con ocasión de la vigilia de oración preparatoria de la XIV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que actualmente está en curso en Roma, que “la familia es lugar de santidad evangélica… en ella se respira la memoria de las generaciones y se ahondan las raíces que permiten ir más lejos. Es el lugar de discernimiento, donde se nos educa para descubrir el plan de Dios para nuestra vida y saber acogerlo con confianza.”
Nosotros, como Universidad Católica, estamos llamados a elaborar estrategias participativas e inclusivas que permitan la formación de los matrimonios jóvenes para anidar en ellos el espíritu de Cristo y fortalecer sus raíces; y de los maduros para reavivar el amor conyugal que permita ser testimonio de Fe.
Contribuyamos a elaborar políticas que den espacio concreto a la vida familiar y una legislación capaz de defender y asegurar las condiciones mínimas y necesarias para que las familias, especialmente las que están comenzando, puedan desarrollarse.
La familia es lugar de gratuidad, de presencia discreta, fraterna, solidaria. La USAT también es una familia con un objetivo común: conjugar Fe y Razón para cumplir con obediencia nuestra misión y contribuir a los objetivos aquí señalados. Esa interiorización debe ser asumida y compartida por TODOS.
En palabras de San Agustín: “Creo para comprender, y comprendo para creer mejor.” Siguiendo nuestra doctrina católica, creemos en nuestro Padre para que nos dé la fortaleza de creer en nosotros mismos y en lo que somos capaces de hacer para la transformación de la sociedad. No olvidemos que la Universidad es una institución llamada a perdurar siglos. Vayamos, pues, a paso firme y seguro, con grandes y claros objetivos. No nos detengamos en detalles menores, sólo así lograremos una verdadera transformación institucional para bien de la sociedad. Demos de nosotros lo mejor, porque en el verdadero desprendimiento del “dar” seremos bendecidos.
Como es de fácil advertir, para alcanzar estos objetivos son imprescindibles auténticos liderazgos con visión política, económica y con profunda sensibilidad social que permita incluir a todos sin perjudicar a las generaciones futuras. Ese es el reto al cual estamos llamados a participar y seguir trabajando, avanzando y creciendo UNIDOS.
San Agustín nos anima justamente a progresar siempre. Cito el Sermón 169: «En la tierra somos viajeros, siempre en camino. Esto quiere decir progresar: dar pasos hacia adelante. Te desagrade siempre lo que eres, si quieres conseguir lo que aún no eres. En realidad, en donde te complaciste en ti mismo, allí te quedaste. Si luego has dicho: basta, además has perecido. No te pares a lo largo del camino, no retrocedas y no te desvíes. Crece siempre, progresa siempre, avanza siempre.»
Les invito a todos, integrantes de esta gran comunidad, a ustedes señores y autoridades de las distintas organizaciones e instituciones que hoy nos acompañan, al Observatorio de Responsabilidad Social para América Latina y el Caribe representado en esta ceremonia por su Coordinador, quien con gran gentileza ha compartido sus experiencias y conocimientos. Les invito a todos a sumarnos a ese espíritu de CAMINO EN UNIDAD que debe primar en nuestra “Casa Común”, un lugar con mayores oportunidades para todos, pero sobre todo para los más pobres, quienes deben ser nuestra razón de ser.
Feliz aniversario y que Dios guíe nuestros pasos y nos bendiga A TODOS, siempre.
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