Un bus empezó su ruta diaria por las calles y avenidas de Lima, teniendo como chofer al Sr. Cordero, que no para en cualquier paradero. Él, para alegrar a los pasajeros, puso buena música. Entre sus más selectos usuarios estaban doña Gloria y Koky Belaunde.
Lamentablemente muchos pasajeros nunca entendieron que el chofer no podía parar en cualquier lugar, sino solo en los paraderos autorizados. Esto degeneró en más de una agresión contra el chofer, hasta que el público se hartó e hizo justicia con sus propias manos.
Al final, doña Gloria tuvo un gran mensaje para todos los peruanos.