Alan Hattel, un hombre de 75 años visitó un cementerio en Escocia y se llevó una gran sorpresa, pues allí encontraría nada más y nada menos que su propia tumba. Él quedó desconcertado al ver su nombre en una lápida, pero lo que más llamó su atención es que allí se podía leer también otro nombre, el de su exesposa, de la cual se separó hace más de 25 años, por lo que asegura que todo es una obra de ella.
El anciano contó muy molesto que sus amigos habían dejado de llamarle y por eso empezó a sospechar que algo raro sucedía. “La gente piensa que estoy muerto, pero estoy vivo. Ni siquiera quiero ser enterrado, tengo la intención de que me incineren”, afirmó. Alan no pudo contactarse con su exmujer, pero sí habló con las autoridades para solicitarles que la tumba sea retirada.
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