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Una trágica historia que, a pesar de todo, logra tener un final feliz. Y es que el ciudadano chino Mao Yin fue raptado cuando tenía solo dos años, en 1988, cuando las familias del país asiático solo podían tener un hijo. Esto sucedió cuando este regresaba junto a su padre del jardín de infantes, el pequeño dijo que tenía sed y su papá fue a buscar un poco de agua, momento que fue aprovechado por los delincuentes para raptarlo y luego venderlo a una pareja sin hijos de la provincia de Sichuan, que lo crio como su propio hijo.

Como era de esperarse, su madre, Li Jingzhi, hizo hasta lo imposible para tratar de encontrarlo, llegando a convertirse en un rostro conocido para los medios locales, quienes cubrieron en muchos momentos su historia. Incluso, Mao confesó haberla visto en algunas ocasiones en la televisión hablando de su hijo desaparecido, pero nunca pensó que pudiera tratarse de él.

Sin embargo, luego de tres décadas, la policía de Xi’an recibió el aviso de que un hombre de la provincia de Sichuan había comprado un niño de Shaanxi a finales de los años ochenta. Por eso, utilizando un software de computadora, envejecieron una de las fotos de la infancia de Mao y usaron el modelo para escanear la base de datos nacional y encontrar coincidencias cercanas, llegando a ubicarlo y confirmando que se trataba del hijo secuestrado de Li Jingzhi después de una prueba de ADN.

Es así que, ahora con 34 años de edad, el hombre tuvo una emotiva reunión con sus padres biológicos, que nunca abandonaron la búsqueda de su niño desaparecido. “No quiero que me deje nunca más. No dejaré que se vuelva a separar”, dijo Li mientras se aferraba a la mano de su hijo. Ella había ayudado a ubicar a 29 niños separados de sus familias y prometió que seguirá ayudando con más casos pendientes. “Es el mejor regalo que he recibido”, agregó.