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En Colombia, la ciudadana Mónica Vega, natural de Barranquilla, llevaba un tranquilo embarazo de siete meses. Sin embargo, la ecografía que se hizo en esa etapa la marcó profundamente: la imagen mostraba dos cordones umbilicales. Uno correspondía a su bebé, pero el otro no.

 

Luego del estupor inicial, se descubrió todo: el segundo cordón umbilical correspondía a otro bebé, que yacía dentro del vientre de su hija por nacer. Este fenómeno se conoce como ‘gemelo parásito’ o ‘fetus in fetu’, el cual se produce en uno de cada un millón de casos.

 

Estudios han revelado que la célula de los gemelos debió separarse en la primera semana de embarazo, pero ocurrió todo lo contrario: se unieron y se convirtieron en siameses. Lo más extraño se produjo en el día 17, ya que uno de los bebés alojó a su gemelo en su vientre.

 

De acuerdo a medios locales, la bebé nació por cesárea a las 37 semanas para que el feto que estaba en su interior ya no siga creciendo ni afectara algunos de sus pequeños órganos que ya empezaban a verse comprometidos.

Dentro de las 24 horas de haber nacido, la bebé llamada Itzamara tuvo que ser sometida a una cesárea para extraer a su gemelo, el cual tenía cuerpo, pero no contaba con corazón ni cerebro. La intervención fue exitosa y ella se encuentra en pleno proceso de recuperación.

 

 

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