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Lula regresa al poder en Brasil, critica amenazas antidemocráticas de Jair Bolsonaro

En un discurso ante el Congreso, el líder izquierdista dijo que la democracia fue la verdadera ganadora de la elección presidencial de octubre.

Lula regresa al poder en Brasil, critica amenazas antidemocráticas de Jair Bolsonaro

BRASILIA, 1 ene (Reuters) -El líder izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva juró como presidente de Brasil el domingo, emitió una dura acusación contra el exlíder de extrema derecha Jair Bolsonaro y prometió un cambio drástico de rumbo para rescatar lo que llamó una nación arruinada.

En un discurso ante el Congreso después de tomar oficialmente las riendas del país más grande de América Latina, el izquierdista dijo que la democracia fue la verdadera ganadora de la elección presidencial de octubre, cuando venció a Bolsonaro en la votación más tensa en una generación.

Bolsonaro, quien viajó a Estados Unidos el viernes después de negarse a reconocer la derrota, hizo temblar la joven democracia brasileña con afirmaciones infundadas de debilidades electorales que dieron origen a un violento movimiento de negadores de las elecciones.

«La democracia fue la gran vencedora, superando… las más violentas amenazas a la libertad de voto y la más abyecta campaña de mentiras y odio conspirada para manipular y avergonzar al electorado», dijo Lula a los legisladores.

Lanzó una amenaza velada a Bolsonaro, quien enfrenta crecientes riesgos legales por su retórica antidemocrática y su manejo de la pandemia ahora que ya no tiene inmunidad presidencial.

«No tenemos ningún espíritu de venganza contra quienes intentaron subyugar a la nación a sus designios personales e ideológicos, pero garantizaremos el estado de derecho», aseveró Lula, sin mencionar a su predecesor por el nombre. «Quien erró responderá por sus errores».

También acusó al gobierno de Bolsonaro de cometer «genocidio» al no responder adecuadamente a la pandemia de COVID-19 que mató a más de 680.000 brasileños.

«Las responsabilidades por este genocidio deben ser investigadas y no deben quedar impunes», agregó.

Los planes de Lula para el gobierno contrastan marcadamente con los cuatro años de Bolsonaro en el cargo, que se caracterizaron por un retroceso en las protecciones ambientales en la selva amazónica, leyes de armas más flexibles y protecciones más débiles para los pueblos indígenas y las minorías.

Lula dijo que quiere convertir a Brasil, uno de los principales productores de alimentos del mundo, en una superpotencia verde. Reforzó su compromiso de poner fin a la deforestación en la Amazonía, que alcanzó su punto más alto en 15 años bajo Bolsonaro, al tiempo que enlista a sus habitantes indígenas para ayudar a proteger el bosque.

Dijo que revocará docenas de decretos de Bolsonaro que flexibilizan las leyes de armas de fuego, lo que provocó un fuerte aumento en la posesión de armas.

«Brasil no quiere más armas, quiere paz y seguridad para su pueblo», dijo.

FUERTE SEGURIDAD

La toma de posesión de Lula se llevó a cabo en medio de una mayor seguridad.

Algunos de los partidarios de Bolsonaro protestaron porque afirmaban que las elecciones fueron robadas y pidieron un golpe militar para evitar que Lula regresara al poder en un clima de vandalismo y violencia.

En Nochebuena, un simpatizante fue detenido por fabricar una bomba que fue descubierta en un camión cargado de combustible de aviación en la entrada del aeropuerto de Brasilia, y confesó que buscaba sembrar el caos para provocar una intervención militar.

Bolsonaro ha visto evaporarse su apoyo entre muchos exaliados debido a las manifestaciones antidemocráticas.

El sábado por la noche, el entonces presidente interino Hamilton Mourao, quien fue vicepresidente de Bolsonaro, criticó a su exjefe por permitir que prosperara el sentimiento antidemocrático después de su derrota en las urnas en octubre.

«Líderes que debían tranquilizar y unir a la nación… permitieron que el silencio o el protagonismo inoportuno y deletéreo crearan una atmósfera de caos y desintegración social», dijo Mourao en un discurso.

Tras la juramentación, Lula salió del Congreso en un Rolls-Royce descapotable. Luego llegó al palacio Planalto, donde subió por la rampa con un grupo diverso que incluía a su esposa; el jefe de la tribu Kayapó, Raoni Metuktire; un joven negro y un hombre discapacitado. Luego, una mujer negra le entregó a Lula la banda presidencial, un acto enormemente simbólico en Brasil que Bolsonaro había dicho repetidamente que nunca haría.

Decenas de miles de personas que se habían reunido para celebrar en la explanada de Brasilia vitorearon mientras Lula se secaba las lágrimas.

La victoria electoral de Lula marcó un sorprendente regreso político, ganando un tercer mandato presidencial -algo sin precedentes- después de una pausa que lo vio pasar un año y medio preso por condenas de corrupción que luego fueron anuladas.

Sus 580 días en prisión reforzaron su sentido de la justicia social y lo convencieron de la necesidad de priorizar el fin de la pobreza sobre el aumento de las ganancias, dijeron aliados.

En sus años anteriores como presidente del país y del Partido de los Trabajadores (PT), de 2003 a 2010, el exlíder sindical sacó a millones de brasileños de la pobreza durante un auge de las materias primas que impulsó la economía.

Ahora, enfrenta el abrumador desafío de mejorar la economía estancada de Brasil y al mismo tiempo unir a un país que se ha polarizado dolorosamente bajo Bolsonaro.

«Se espera mucho de Lula. Tendrá la difícil misión de restaurar la normalidad y la previsibilidad en Brasil y, sobre todo, entregar rápidamente resultados que mejoren la calidad de vida de sus habitantes», dijo Creomar de Souza, director de la consultoría Dharma Political Risk en Brasilia.

1 enero 2023

Actualizado el : 1 enero 23 | 4:08 pm

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