Incluso las más grandes figuras del fútbol suelen realizar ciertas acciones por cábala, es decir, para que la suerte los acompañe en el partido que van a afrontar.
Por ejemplo, en Francia 98 el defensor Laurent Blanc arrancaba los partidos besando la pelada cabeza de su compañero, el arquero Fabien Barthez.
Por su parte, el blasileño Ronaldo no anotaba en los calentamientos, argumentando que los goles se gastaban. Al final fue goleador y campeón en Japón Corea 2002.
En tanto, el español Iker Casillas recortaba las mangas de su camiseta de arquero, mientras que su colega argentino Sergio Goycochea orinaba en su área. Finalmente, el delantero alemán Mario Gómez prefiere no cantan el himno de su país.